Todo ha comenzado, de fondo los sórdidos cánticos y danzas étereas se van apoderando mas allá de la luna, los animales salvajes bramados en la tosca oscuridad aportan sonidos abstractos, la fiesta ha comenzado. La elegida se encuentra ahora entumecida entre el polvo de los bailes carnavalescos y el verde cobrizo de la sierra. Los latidos de su corazón ya le aprietan a galopes el saco de su cuerpo, es todo algarabía y misterio esa noche, abundan colores primales, el viento delata aroma a incienso y una combinacíon de hierbas y tubérculos indescifrables pero mágicos al fin, merodean por los aires rostros pintados de hiedras salvajes, los mismos recubiertos de plumas y harapos de diversos tamaños, la percusíon de los tambores elevan el espíritu de la visitante, todo esta listo, el rito comienza, todas las miradas y energias estan dispuestas en ella.
De repente el híbrido silencio se apodera de la noche, es a ella a quien adoran los dioses de la antigua vida, el silencio perturba la mente de todos, menos la de ella, la cual se encuentra absorbida y maniatada por los brebajes místicos, no sabe aún en que vida se encuentra, el tiempo ha perdido la forma, los rostros han sido mutados, en viles demonios, o dioses de antaños, el aroma de la hierba se torna insulso, siente q le cuelga su cráneo, apenas puede mirar su alma a lo lejos, la utopía de lo sagrado la ha llevado al borde de la vida y la muerte, puede recorrer todas sus vidas pasadas y presentes con una indolente mirada, recibe mensajes mas allá de todas las almas, algo le indica q debe mirar el futuro, pues su cráneo vuelve a su cuerpo, a lo lejos puede observar el humus cubierto por una civilizacíon desconocida para ella, en donde las chozas artesanales hechas de piel y paja se han convertido en cimientos y muros de hormigón, han cambiado al transporte de traccíon a sangre por máquinas sin alma e insulsas, ha desaparecido a los lejos la mayoria de la vegetacíon, sigue observando en su presente viaje, la gente de su tribu ha sido exterminada, el llamado hombre del futuro, sin valor, ha domesticado sus territorios a cambio de sus vidas, ha desaparecido un compendio enorme de animales. Ahora mira su mundo verde y libre, encerrado en un laberinto de hormigón y ollín, los mares han perdido su agua, los cielos han perdido su magia, hasta su propio dios sol llora de manera desconsolada. Sin más el rito debe llevarse a cabo, pues, le preguntarán cual ha sido su visíon, q le habrían mostrado los dioses al volver de su insana expedicíon.
Al transcurrir el cuarto dia su pequeñito cuerpo se encuentra sostenido por las patas de la fe, han logrado despertar a esta niña de un sueño eterno, pues ahora no quiere hablar, solo lágrimas como grifos abandonados y abiertos resbalan de sus mejillas, atónita ha perdido la voz y apenas puede moverse, han de llevarla a cuestas kilómetros arriba donde se encuentra su choza, la cual con ansías y desvelo añora.
Han pasado centenares de días, esta en deuda con la tribu, más ha perdido su voz y ahora pronuncia palabras en una lengua diversa. Ahora debe darle un mensaje a todos, debe indicar el mensaje y la vision de los dioses. Al acercarse la tribu la rodea en círculos, el sabio patriarca agobiado ya por los años indica con un gesto cual fue su visíon, ella muda desde el día hasta la noche solo señala con el dedo el horizonte, pues ha señalado un monte, consumiendose por el incendio, tambien ha señalado la oscuridad absoluta de los cielos, sigue usando su dedo para señalar un brote de animales enfermos, pues no se olvida de confirmar con sus manitos la sequía de un rio turbio y agresivo en sus vértices. Ya toda está claro, ya todo está oscuro, las señales han sido más que claras, más ya todo el pueblo permanece aferrado a sus amuletos heredados por viejos caciques, solo queda pendiente un suspiro absoluto en los aires, pues el sublime suspiro de la fé, al cual abrazan a ciegas en busca de lo jamás conocido.