sábado, 4 de marzo de 2017

Ágape . Carlos perera

Ella permanece sentada, bajo la virgen hierba fresca, humaradas de palo santo conmocionan su cuerpo. Bajo su postura de indio, más bien de piernas cruzadas, toda manipulada por las manos de sus viejos ancestros, yace agiornada de plumas y fulgores colores ardientes como su dios sol. Refleja su espíritu como aves migratorias, pura, de colores cándidos y perplejos. Ha de comenzar una nueva y transitoria etapa en su vida, pues el mandato de su tribu asi lo indica, siente el mito y el misterio sustancial mas allá de su laberíntica intuicíon. Los mayores de su tribu, han preparado con sus manos arraigadas y calcitradas por el desmonte un brebaje especial. Lo ha bebido con sus manecitas todas tiesas, a causa del que rito sugería tres días de ayuna, pues, solo sorbos de agua la han mantenido despierta.
Todo ha comenzado, de fondo los sórdidos cánticos y danzas étereas se van apoderando mas allá de la luna, los animales salvajes bramados en la tosca oscuridad aportan sonidos abstractos, la fiesta ha comenzado. La elegida se encuentra ahora entumecida entre el polvo de los bailes carnavalescos y el verde cobrizo de  la sierra. Los latidos de su corazón ya le aprietan a galopes el saco de su cuerpo, es todo algarabía y misterio esa noche, abundan colores primales, el viento delata aroma a incienso y una combinacíon de hierbas y tubérculos indescifrables pero mágicos al fin, merodean por los aires rostros pintados de hiedras salvajes, los mismos recubiertos de plumas y harapos de diversos tamaños, la percusíon de los tambores elevan el espíritu de la visitante, todo esta listo, el rito comienza, todas las miradas y energias estan dispuestas en ella.
De repente el híbrido silencio se apodera de la noche, es a ella a quien adoran los dioses de la antigua vida, el silencio perturba la mente de todos, menos la de ella, la cual se encuentra absorbida y maniatada por los brebajes místicos, no sabe aún en que vida se encuentra, el tiempo ha perdido la forma, los rostros han sido mutados, en viles demonios, o dioses de antaños, el aroma de la hierba se torna insulso, siente q le cuelga su cráneo, apenas puede mirar su alma a lo lejos, la utopía de lo sagrado la ha llevado al borde de la vida y la muerte, puede recorrer todas sus vidas pasadas y presentes con una indolente mirada, recibe mensajes mas allá de todas las almas, algo le indica q debe mirar el futuro, pues su cráneo vuelve a su cuerpo, a lo lejos puede observar el humus cubierto por una civilizacíon desconocida para ella, en donde las chozas artesanales hechas de piel y paja se han convertido en cimientos y muros de hormigón, han cambiado al transporte de traccíon a sangre por máquinas sin alma e insulsas, ha desaparecido a los lejos la mayoria de la vegetacíon, sigue observando en su presente viaje, la gente de su tribu ha sido exterminada, el llamado hombre del futuro, sin valor, ha domesticado sus territorios a cambio de sus vidas, ha desaparecido un compendio enorme de animales. Ahora mira su mundo verde y libre, encerrado en un laberinto de hormigón y ollín, los mares han perdido su agua, los cielos han perdido su magia, hasta su propio dios sol llora de manera desconsolada. Sin más el rito debe llevarse a cabo, pues, le preguntarán cual ha sido su visíon, q le habrían mostrado los dioses al volver de su insana expedicíon.
Al transcurrir el cuarto dia su pequeñito cuerpo se encuentra sostenido por las patas de la fe, han logrado despertar a esta niña de un sueño eterno, pues ahora no quiere hablar, solo lágrimas como grifos abandonados y abiertos resbalan de sus mejillas, atónita ha perdido la voz y apenas puede moverse, han de llevarla a cuestas kilómetros arriba donde se encuentra su choza, la cual con ansías y desvelo añora.
Han pasado centenares de días, esta en deuda con la tribu, más ha perdido su voz y ahora pronuncia palabras en una lengua diversa. Ahora debe darle un mensaje a todos, debe indicar el mensaje y la vision de los dioses. Al acercarse la tribu la rodea en círculos, el sabio patriarca agobiado ya por los años indica con un gesto cual fue su visíon, ella muda desde el día hasta la noche solo señala con el dedo el horizonte, pues ha señalado un monte, consumiendose por el incendio, tambien ha señalado la oscuridad absoluta de los cielos, sigue usando su dedo para señalar un brote de animales enfermos, pues no se olvida de confirmar con sus manitos la sequía de un rio turbio y agresivo en sus vértices. Ya toda está claro, ya todo está oscuro, las señales han sido más que claras, más ya todo el pueblo permanece aferrado a sus amuletos heredados por viejos caciques, solo queda pendiente un suspiro absoluto en los aires, pues el sublime suspiro de la fé, al cual abrazan a ciegas en busca de lo jamás conocido.

Obra carton prensado. 100x70cm. Sin titular. Acriĺico, óleo, carbón. Carlos perera


martes, 28 de febrero de 2017

Oda lunar

Donde permanece oculta la luna, en pleno halo amarillento, su luz radiante y candorosa. Vislumbra montañas sagradas, emana estoicas formas y señales subliminales.

Pretende esconderse del sol, con mitos y vendabales sagrados, mutando y mutando segmentos de energias y misteriosos mitos.

Suele generarse abstracta, gélida, sombría, de manto sagrado , se visualiza con amplia distorsíon ante la mirada de cualquier deidad.

Quizás se manifieste clara, reflejando emociones revolviendo las entrañas, se colorea firme entornando todos los colores triunfantes.

Donde permanece oculta la luna, quisiera divagar allí...

Sin titular.

Contemplando las aguas mas mansas, eternos resurgen los pensamientos, cual es la misión del hombre en este polivalente viaje, detrás de los mares asoman esotéricas energías, derretidas en fuego y brasas, junto con sus largos colmillos acechan. El cielo se torna oscuro y lúgubre, las sórdidas aves aletean los pensamientos, dioses virtuales y figuras semejantes adulan maestras creaciones. Existencia al hombre desvela, imagina primavera, galopes de yeguas mansas, en un desierto rimbombante aturdido y apelmazado. En la punta de un sombrío acantilado abrirá sus brazos en cruz, cerrará sus ojos y contemplará asi el abismo abstracto y grotesco de caer hacia la nada misma, de sentir la adrenalina de un agua helada caer y fría, de sentir la vida del viento que lo arrastra hacia una ambivalente sombra, la misma con gigantescas manos, millares de brazos, múltiples piernas todas deformadas, posee una capa de miel y dorada, una vez que  envuelve con su dulzura arrastra a colosos hombres hacia el horizonte mas turbio y lejano. En medio de ese viaje surgen ideas y preguntas. Hasta cuando, porque, para que, mientras que la lava que derritió esa capa estoica nos va derritiendo por dentro comenzado a corrugarse los pensamientos. E ir muriendo de a poco en la cálida aventura de vivir este proceso.